sábado, 22 de agosto de 2020

El Gobierno de España no puede ponerse en segundo plano en la lucha contra la pandemia

Un artículo de El País, del 22 de agosto de 2020, titulado "El Gobierno traslada a las autonomías toda la presión política frente a la pandemiaEl Ejecutivo desiste de las reformas legales anunciadas como alternativa al estado de alarma", me lleva a realizar la siguiente reflexión.

Es gravísimo que un juego político degradado y la irresponsabilidad de todo el arco parlamentario -la del PP, VOX y los independentistas en primer término- esté llevando a una tan desastrosa gestión de la lucha contra la pandemia de la Covid-19 como la que estamos padeciendo desde el precipitado fin del estado de alarma.

Como desde el sectarismo y el oportunismo más extremo tanto la oposición de derechas (PP y VOX) como los nacionalistas e independentistas periféricos exigieron al Gobierno de España que pusiera fin al estado de alarma y que fueran las comunidades autónomas quienes gestionasen la lucha contra el coronavirus, ahora el Gobierno de España se desentiende de establecer una dirección de la misma para todo el Estado, cuando esto es absolutamente necesario en cualquier circunstancia y máxime cuando las cifras de la pandemia muestran que estamos ante un repunte muy grave, se llame o no segunda ola.

El desconfinamiento se hizo sin que las administraciones sanitarias estuvieran suficientemente preparadas, sin que hubiera ni de lejos el número requerido de rastreadores ni unos servicios de atención sanitaria primaria reforzados en la mayoría de las comunidades autónomas. Entre otras cosas porque no hubo ni una norma estatal que estableciera los requisitos mínimos que tenían que cumplirse ni un plan de mejora urgente del sistema sanitario que podría haber sido financiado con fondos de la UE, por el Mecanismo de Estabilidad (MEDE) en particular. Tampoco hay una app útil para rastrear los contactos ni la habrá, al menos hasta septiembre si es que la hay, porque su puesta en funcionamiento práctico depende de cada una de las 17 comunidades autónomas.

A pesar del incremento del número de contagios que ha colocado a España a la cabeza de Europa en casos por 100.000 habitantes, con una curva de crecimiento alarmante, los consejeros de sanidad de las comunidades autónomas no se han vuelto a reunir en el Consejo Interterritorial desde el fin del estado de alarma. Los consejeros de educación tienen previsto hacerlo por primera vez a finales de agosto, con el comienzo del curso escolar a las puertas y tras haberse filtrado, desde fuentes del Ministerio de Educación, que no es su intención establecer unas normas estatales comunes, educativas y sanitarias, para el curso escolar ni siquiera un protocolo marco que luego fuese aplicado con la flexibilidad debida en cada comunidad autónoma. De la financiación de un Plan estatal de reforzamiento de las plantillas de personal docente y de administración y servicios ni se oye hablar.

Conviene recordar aquí que en Italia se van a contratar a 180.000 docentes nuevos. En el campo de la educación como en el de las políticas sanitarias y de salud pública Italia está funcionando como una nación que tiene un Estado mucho más eficaz que el nuestro y les está yendo mucho mejor a pesar de la extensión y gravedad que tuvo el inicio de la pandemia en su territorio.

Es inaceptable la dejación de responsabilidades que está manifestando el Gobierno de Pedro Sánchez para dirigir la gestión de la pandemia en todo el territorio español, por más que estén justificadas todas las críticas al PP y a VOX y a los nacionalistas, tanto por la gestión que realizan en muchas de las comunidades autónomas que gobiernan -empezando por el ejemplo máximo de mala gestión: el Gobierno de Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid- como por la duplicidad e hipocresía de sus cambiantes discursos. No puede ser que por mor del nefasto juego político en torno a la pandemia que estamos padeciendo, la salud y el empleo de los españoles y la economía de nuestro país se conviertan en factores secundarios porque nadie quiera asumir algo tan obvio como la necesidad de una política común para toda España para enfrentarse a la pandemia.

No estoy defendiendo una recentralización de las competencias ni mucho menos. Es más, la gestión de la pandemia hubiese sido una oportunidad ideal para el rodaje y el reforzamiento de los mecanismos de gobierno común de la administración central del Estado con las administraciones de las comunidades autónomas. Una oportunidad para perfeccionar un modelo de tipo federal, o federalizante, basado en la coordinación estrecha, en la adopción de decisiones comunes, en la corresponsabilización de todas las administraciones en la aplicación de las mismas y en el respeto a las competencias autonómicas. Es decir autonomía sí pero con integración y cogobernanza.

Todavía se está a tiempo para rectificar. Hay que rectificar. Estoy convencido que la gran mayoría de los españoles desearían que se hiciera en el sentido de lo que estoy proponiendo. Y que se pusiera fin de una vez a ese tipo de lucha política que hemos padecido hasta el momento, basada en el sectarismo y el oportunismo. No soy demasiado optimista pero no me cansaré de decir esto que digo.

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