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nuevatribuna.es | 04 Julio 2013 - 23:48 h.
Que una parte
importante de la responsabilidad de la profunda depresión económica y social
que vive España se deriva de las políticas impuestas por las instituciones de la Unión Europea y su
poder político principal, el gobierno de Alemania, ya pocos lo ponen en duda,
hoy, en España. Y también fuera de nuestras fronteras. Esta afirmación es
perfectamente compatible con el recuerdo de la responsabilidad histórica de las
élites económicas y políticas españolas en la creación de la gigantesca burbuja
especulativa inmobiliario-financiera cuyo estallido ha provocado millones de
parados y el afloramiento de una enorme deuda privada (alrededor del 350% del
PIB) que es el auténtico lastre, y no la deuda pública, para el futuro de
nuestro país. El problema es que las políticas de austeridad y recortes
sociales, al provocar directamente la caída de la actividad económica y más
desempleo, en lugar de ayudarnos a soltar lastre nos lo incrementan.
Otra Europa no sólo es posible, es necesaria
Desde 2010, la economía europea sufre las
recetas de la ideología hegemónica en Alemania en el campo de la economía
política. El “neoliberalismo alemán” es una mezcla de su ordoliberalismo tradicional -construido
sobre el pavor a la hiperinflación de la República de Weimar- con elementos de economía
neoclásica y economía de la oferta. Si se pudiera definir por una sola palabra
esta sería “antikeynesianismo”.
Que la versión para
Europa del “neoliberalismo alemán” ha sido un profundo error (error económico
sumado a insoportable injusticia social) lo dicen no sólo todo el sindicalismo
europeo y mundial (CES y CSI) y, por supuesto, el alemán (DGB). Lo dicen los
demás gobiernos del G20 y una larga lista de los mejores economistas: Krugman,
Stiglitz, Rogoff, Roubini, Blanchard, etc. Lo dice hasta el FMI, con todas las
contradicciones de una institución que, en su tránsito del Consenso de
Washington hacia no se sabe muy bien qué, es una institución esquizofrénica en
la que algunas de sus instancias dicen una cosa y otras la contraria. Pero que,
en su World Economic Outlook de octubre de 2012, incluye dos estudios muy
serios que demuestran que: a) en la historia de las crisis económicas y
financieras, las políticas de austeridad no han servido en ningún caso para
salir de las crisis y sí, en muchos casos, para agudizarlas; y, b) los
recientes ajustes fiscales (muestra de 27 países) han producido disminuciones
del PIB de entre el 0,8% y el 1,7% por cada punto de PIB de ajuste (y no del
0,5% como erróneamente se había calculado).
Pero que las políticas
de austeridad y deflación de los costes laborales y sociales (componente
principal de las llamadas reformas estructurales) han sido un enorme error lo
dice, sobre todo, la realidad: la nueva recesión generalizada en la Zona euro y en la UE , los 27 millones de parados,
y la grave crisis política inducida en el proyecto europeo por tres años de mal
gobierno europeo. Crisis de sus instituciones políticas y de deslegitimación de
las mismas por la ciudadanía.
El Pacto PP-PSOE sobre
Europa
Pienso que hay que tener en cuenta estas
consideraciones para evaluar el significado del Pacto sobre Europa, suscrito
por el PP y el PSOE y apoyado en el Congreso por otros grupos parlamentarios, y
que ha producido un fuerte debate entre el PSOE y la Izquierda Plural ,
en el Pleno del Congreso del 2 de julio y en nuevatribuna.es, entre otros sitios.
De entrada diré que me
parece razonable, o incluso deseable, que los principales partidos lleguen, o
intenten llegar, en tiempos de crisis a acuerdos sobre cuestiones políticas
fundamentales. Y Europa sin duda, lo es. Lo importante son sus objetivos y
contenidos y, en las circunstancias que vive la UE , el impacto que pudiera tener en unas
políticas europeas que están afectando fuertemente las condiciones de vida y de
trabajo de la mayoría de los españoles. Y para ello hay que empezar por
compartir una base mínima de diagnóstico común sobre lo que están haciendo las
instituciones europeas y cómo nos están gobernando.
Las malas políticas y
formas de gobierno de la UE
no se han ido
Todavía hoy, la canciller Merkel (entrevista
de ayer en El País y otros diarios europeos) y los presidentes Van Rompuy,
Barroso, Draghi y Dijsselbloem siguen sosteniendo que las políticas de austeridad
y reformas estructurales son insustituibles. Lo que ha cambiado es que, de un
año a esta parte, ante la avalancha de críticas por la falta de resultados y
las muy negativas consecuencias sociales, al discurso oficial de los
principales líderes europeos se añade que la austeridad debe “acompasarse” o
“complementarse” con otras medidas que promuevan el crecimiento y el empleo.
Pero cuando dos fuerzas actúan en sentidos opuestos sobre una misma dirección
se caminará en el sentido de la más potente. Y hoy los vectores de la
austeridad y de la deflación de los salarios y costes sociales son mucho más
poderosos que los de los planes de crecimiento y empleo. No digamos si, además,
estos planes se formulan de forma engañosa, no se desarrollan y no se cumplen.
No me extiendo sobre el Plan de Crecimiento y Empleo de la Cumbre de junio de 2012, el
de los supuestos 120.000 M .€.
Lo analicé en estas mismas páginas (La UE y sus planes de empleo:
¡Cumplan de una vez lo que deciden o proponen!).
Un año después de no
haber aplicado ni uno sólo de los puntos del supuesto plan de los 120.000
millones, y de haber contribuido así a la nueva recesión y los 27 millones de
parados, la cumbre del Consejo de junio de 2013, nos anuncia otro Plan de
empleo para jóvenes de 6.000
M .€. Además, una promesa de incremento de los créditos
del BEI en un 40%. Es decir nos anuncian un plan con cuantías sensiblemente
inferiores a las del plan del año pasado sin dar ni una somera explicación de
por qué no se ha cumplido nada del antiguo ni de cuando van a hacerlo, si es
que todavía sigue siendo un plan.
Ayudas al empleo vs
ayudas a la banca
Para calibrar el volumen
del esfuerzo en empleo juvenil y para saber cuales son de verdad las
prioridades de quienes hoy gobiernan Europa resultan ilustrativa las siguientes
comparaciones. Los 6.000 M .€
representan el 0,049 % del PIB Europeo. A la banca europea se le han dado
ayudas por valor de 1,8 billones de euros (sin contar la barra libre de
liquidez de Dragui), un 15% del PIB europeo aproximadamente. Es decir: ¡306
veces más! Los 1.900 M .€
que, dice Rajoy, tocarán a España, representan el 0,19 % del PIB español. La
banca española ha recibido como mínimo 125.000 M .€, el 12,5% del
PIB (sin contar los 300.000 M€, el 30% del PIB, de liquidez del BCE). Es decir
¡66 veces más! Pero la cosa no para ahí. Las condiciones del MOU del rescate de
la banca privada española impusieron, en julio de 2012, nuevos recortes a las
políticas activas de empleo que sumados a los anteriores totalizan 4.000 M .€. El vector
resultante del esfuerzo presupuestario en empleo en España seguirá teniendo
signo negativo después de aplicarle el Plan de empleo de jóvenes. Nada menos
que en -2.100 M .€.
¿Qué fue de la reforma
de la UEM ? ¿Y de la Unión Bancaria ?
De los demás
contenidos de la cumbre del Consejo, a los que aludía el texto del Pacto
europeo, aprobado por el Congreso de los Diputados cuando ya se conocía el
borrador de conclusiones de la cumbre, se puede decir: a) certificó el parón
impuesto por el gobierno alemán a la reforma de la Unión Económica y
Monetaria; b) retrasó a finales de 2013, por lo menos, el acuerdo sobre la Unión Bancaria y lo
orientó hacia la versión más limitada que quiere Alemania; y, c) dio carpetazo
definitivo a la posibilidad de recapitalización directa de la banca privada
española que fue anunciada por Rajoy como uno de los grandes logros de la
cumbre de junio de 2012.
La izquierda y Europa
La crítica que desde la
izquierda hay que hacer al PSOE no es la de haber suscrito un pacto sobre
Europa con el PP. Hay que empezar a hacerla por lo limitado de sus contenidos,
por no haber tenido en cuenta lo que dimana del contexto europeo y de las
instituciones de la UE
y por contribuir a difuminar su mensaje político español y europeo, hoy muy
entrelazados, sobre lo que hay que hacer para salir de la crisis. Pero, sobre
todo, porque, le ha obligado en el debate del Congreso –todavía no sabemos lo
que harán sus europarlamentarios- a embellecer las conclusiones de una cumbre
que, una vez más, ha sido un fiasco.
Dicho esto, añado que
sería muy importante que la izquierda española y europea que sigue creyendo en
el proyecto político europeo, en todo su espectro ideológico y abarcando
también a la izquierda social del sindicalismo de clase y los movimientos
sociales, fuese capaz de abrir un debate conjunto sobre un nuevo proyecto
político para Europa, socialmente avanzado y democrático. Y sería muy
interesante que fuese capaz de hacerlo, o por lo menos de comenzar a hacerlo y
transmitirlo a la ciudadanía europea, antes de las elecciones al Parlamento
Europeo del próximo año.
Otra Europa es
necesaria
Porque esta UE ya no
nos vale. No sólo la UE
que permanece insensible ante la pobreza –incluida la pobreza extrema y la
desnutrición infantil- y la desigualdad que producen sus políticas. No vale la UE que es incapaz de entender
que hay que construir ya las instituciones necesarias a cualquier zona monetaria
(tesoro europeo, política fiscal, banco central con competencias plenas, etc.).
No nos vale la UE
que pone una pistola en la nuca al gobierno de Zapatero para que en 15 días
cambie nuestra “intocable” Constitución para introducir en su artículo 135 uno
de los tótems del pensamiento económico más conservador y la prioridad absoluta
del pago de los intereses de la deuda. No vale la UE del Tratado de Estabilidad,
coordinación y gobernanza que consagra la cesión de la soberanía presupuestaria
de las naciones endeudadas a instancias y procedimientos no democráticos. No
nos vale la UE que
no sólo no fortalece su pilar social sino que contribuye a la destrucción de
las conquistas sociales en los Estados (MOUs de los rescates de Grecia y
Portugal o del mismo rescate bancario español). No debería valer a nadie una UE
sin democracia, sin mucha más democracia que la que hoy tiene.
Pienso que nadie en la
izquierda, y el PSOE para mí desde luego está en la izquierda, puede seguir
pensando que para conseguir que los trabajadores y la ciudadanía vuelvan
a confiar en un proyecto común para Europa se puede seguir defendiendo
más de lo mismo o ligeros retoques a la actual UE, a su actual arquitectura
institucional y a sus actuales políticas y modos de gobierno. Otra Europa no
sólo es posible, es necesaria
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